CARTA DE UNA MADRE A SU HIJO MANUEL. Agradecimientos y abrazos a la vida. 

 

No lo llamaría instinto y sí certeza desde la adolescencia, de la plenitud y sabiduría que aporta la experiencia de la maternidad/paternidad. No hay comprobación de base científica de como desde tan joven pudiese tener  esa certeza de que en mi caso, el ser madre era una etapa que iba a vivir y que ganaría en plenitud con ella.

Pasan años, mamá es algo más mayor…y aparece en su vida papá y formamos la familia con el hermano. Intensa experiencia ver la marca rosa del test de embarazo. A los dos años y poco, tú te haces notar en otro test, uniéndose con mi despido laboral.

4 meses después de este test celebramos nuestro matrimonio, posterior  viaje “de familia”, vuelta de éste y al día siguiente tu eco de las 20 semanas…noticia y…olvido completo de los  últimos estupendos 15 días anteriores y de algunas cuestiones más.

A papá lo sacaron de la consulta mareado; yo pensé que no era conmigo, pero reaccioné rápida. Esto era así, ¿por qué?; pues en nuestro caso multifactorial, vamos, que ni idea, y no me centré en querer descubrirlo.

Fisura labiopalatina unilateral  derecha y paladar completo. 

Madre mía, que ignorancia la mía. Me sentí perdida, pero no con miedo. Como siempre, me perturba la incertidumbre, así que en ese momento me puse manos a la obra; estando en desempleo pude documentarme bien sobre el tema en cuestión, hasta de las intervenciones en video…ya vas conociendo a mamá…el aprendizaje integrado, me hizo desear pasar de la teoría a la práctica, pero debía esperar algunos meses. No voy a negar que algunos días los nervios me desbordaron, había más frentes abiertos junto al tuyo. Embarazo nuevo y completamente diferente al del hermano (que también hubo sustos), en desempleo y en litigio con la empresa, viviendo lejos de toda la familia y con otro pequeño, igual de importante que tú.

El tiempo pasa y te toca salir dirección a la luz solar.  11 de octubre de 2014. Eres puesto en mis brazos, después de ir al hospital, mandarme a casa 2 veces y a la 3ª llegar de 9 de dilatación. Ya me estabas avisando que tenía que estar alerta contigo, de lo especial que eres y de la energía pura que emanas, la cual, mamá y papá te  intentamos encauzar para que sepas canalizarla.

Después de casi 5 años, mucho ensayo y error, muchas visitas, pruebas médicas y abundante dedicación, volvería a repetir cada minuto de los que he vivido. De lo que he vivido no solo contigo, sino con el resto de nuestra familia. Tantas cosas, anécdotas e historias, que todo lo que envuelve a tu afectación es algo más del día a día. No hay miedos, no hay dudas, solo hay decisión y firmeza para actuar en cualquier situación que sea necesaria.

Voy a serte sincera, no eres el hijo especial de la casa, compartes este privilegio con el hermano. Esta premisa es inamovible y tú ya vas siendo consciente de ello. Así que no esperes ser más privilegiado de lo que eres, teniendo a este cómplice que  tienes en casa, compartiendo travesuras y noblezas con él.

La maternidad para mí desde sus inicios ha sido un Máster intenso, donde he superado niveles de las asignaturas de  madurez, sentido común, respeto, implicación y por supuesto de colaboración. Supongo que podía haberlo conseguido por otros itinerarios, pero ha sido por éste, así que nada que discutir. Seguiré aplicándome en las asignaturas que me vaya ofreciendo la vida e intentar al menos pasarlas con una nota discreta. Demasiado, porque no hay manual ni temario general para superarlas.

Por último, quería darte las gracias a tí, a papá y al hermano por estar ahí, por darme la oportunidad de seguir compartiendo el camino juntos. Dar gracias a todos los que me han acompañado y me continúan acompañando en él. Dar gracias a la vida en su totalidad por ser pura escuela.

 

PD a quien lea: Lo que vemos y nos rodea, no es siempre lo que queremos, pero sí susceptibles de mejorar en todo momento; así que lo único que nos queda es levantar el ánimo y enfrentar  las situaciones con vigor y esfuerzo para provocar el cambio. Os aseguro que el azar, las estrellas, el destino, Dios… como lo queramos llamar, nos presentará ese cambio; el cambio que tiene que ser, que a veces no coincide con el que esperamos, pero que implicará una función didáctica vital.

 

Un sincero gran abrazo a cada uno de todos/as que sois VIDA. 

M. Herrera Vidal